La tarea de la elección y su relación con el arquetipo del poeta en el Perú
Sería fútil propósito el pretextar limitaciones teóricas y técnicas acerca de nuestro actual status. Porque la fecha-límite de nuestra tarea ya está casi vencida. El propósito, por supuesto, es hacerla de manera eficiente. El problema, la patencia de un error de base que hemos confirmado en cada intento. Así es como se nos presenta la elección como reto y tarea.
Sostenido lo anterior, es oportuno anotar que ayer fue el día mundial de la poesía. Sí, esta podría parecerle una digresión un tanto tosca al lector, aunque la misma es deliberada, puesto que la postura de esta columna es la siguiente. Que el problema y la esperanza del Perú son y han sido los poetas, y aún más, que bien podrían coadyuvar a nuestra presente tarea de elección.
Desde una perspectiva utilitarista, el poeta peruano es aún en promedio, un subproducto. A medio camino entre el diletante y el artista. Lo que hace falta para concluir ese proceso de hominización artística y por ende, sapiencial, es retirar lo que lo impide. El onanismo de su autoconmiseracion y su afán especializador son el doble apéndice a retirar del poeta peruano. De lo segundo, hemos de decir que la especialización es para las hormigas y las abejas (Robert A. Heinlein , Tiempo para amar. 1973). Y no es la propuesta aquí de que el poeta peruano, uno de los arquetipos del inconsciente colectivo nacional, vire su pluma de la poesía a las columnas en su muro o ser redactor de tweets para algún político. Hablo aquí de que el poeta peruano bien podría escribir por la mañana, luego idear un modelo de negocio al mediodía, más tarde montar bici, luego proyectar un innovación en su flujo de trabajo, posteriormente entender los costos de oportunidad de estos ajustes y luego hacer cuenta de sus finanzas personales y revisar las obligaciones que tiene como contribuyente de 4ta categoría ante la Superintendencia Tributaria. Porque, diciendo verdad, el poeta no puede vivir aún de la escritura en el Perú. Pero, negándose un horizonte amplio de competencias, el poeta peruano se ha quedado a vivir en la casa madre de las Humanidades. Entonces, aquí entramos al punto de quiebre, ¿acaso habrá alguna forma de superar esta adultescencia en dicho sujeto? Por supuesto que sí. Y además, bien hemos dicho que el poeta no solo es problema sino esperanza y si desea bien puede ser una solución de gran sostenibilidad. Recordemos que al ser el poeta peruano, uno de los arquetipos del inconsciente nacional, atacaríamos y ganaríamos terreno en los errores de base que como nación adolecemos. Por tanto el tratamiento recomendado para el poeta peruano sería el aperturarse a ese horizonte de las amplias competencias con las que puede y debiera contar. Por ejemplo, solo tratemos una noción que el poeta peruano podría adoptar para su arsenal cognitivo al día de hoy: el pensamiento computacional. El pensamiento computacional no está lejos de la ingeniería inversa de sus reminiscencias y de la composición de imágenes que traza. El poeta peruano y sus clientes del inconsciente colectivo, a través del pensamiento computacional, podrían enfrentar el problema que presentamos al inicio (la elección de autoridades) mediante el siguiente proceso.
En la primera fase, la descomposición, en la cual se transitará el proceso de juicio electoral, de un entendimiento omniabarcante y reduccionista hacia la anatomía de cada parte: portafolio de proyectos de los candidatos, coherencia partidaria de ideas-acciones, etc. Posterior a ello viene el reconocimiento de patrones. Aquí identificaremos reflejos recurrentes del candidato/a, línea de pensamiento validado por su oralización reiterada en los medios, etc. Luego viene la abstracción. Es priorizar, los caracteres más importantes del perfil a seleccionar. Y concluimos con la algoritmización, que es modelar un procedimiento criterial que efectivice lo estudiado en las fases anteriores, a fin de contar con una capacidad instalada en cuanto a la tarea electiva. Esta es solo una forma de enfrentar la tarea electiva. Por ende, mientras más abramos el horizonte competencial del arquetipo del poeta peruano (que todos llevamos dentro en mayor o menor medida por ser parte éste del inconsciente nacional) podremos superar la paradoja de la especialización insecta y remediar el error de base en nuestros procesos electivos como individuos y como país.
Autor: José de la Roca